2009 · 10 · 30 • Manuel Beceiro, La Voz de Galicia - España

Entrevista a Suheir Hammad, poeta palestina: «Los palestinos creen en una vida sin violencia»

Yo soy mi lengua/siempre rota/ siempre perdida./ Yo soy mi lengua/ y hecho de menos a mi gente». Este poema que al final de la entrevista que me paga el alma de Suheir Hammad refleja el estado de ánimo de los palestinos arrancados y extrañados de su tierra, a miles de kilómetros, penando de campo en campo de refugiados hasta ir a penar, pongamos, a Brooklyn; con el alma siempre en permanente deseo de reencontrarse entre su gente y su lengua. Esto es lo que hace Soraya, personaje de La sal de este mar , al que da vida la poeta palestina quien así volvía también a su madre tierra y a un infierno insoportable al rodar este filme presentado ayer en Amal.

Yo soy mi lengua/siempre rota/ siempre perdida./ Yo soy mi lengua/ y hecho de menos a mi gente». Este poema que al final de la entrevista que me paga el alma de Suheir Hammad refleja el estado de ánimo de los palestinos arrancados y extrañados de su tierra, a miles de kilómetros, penando de campo en campo de refugiados hasta ir a penar, pongamos, a Brooklyn; con el alma siempre en permanente deseo de reencontrarse entre su gente y su lengua. Esto es lo que hace Soraya, personaje de La sal de este mar , al que da vida la poeta palestina quien así volvía también a su madre tierra y a un infierno insoportable al rodar este filme presentado ayer en Amal.

-¿En qué campo de refugiados nació usted?

-Nací en un campo de refugiados de Jordania. Mi madre siempre me decía que mi padre trabajó en diferentes lugares para que yo pudiese nacer en un hospital.

-¿Cuánto tiempo pasó la niña Suheir entre refugiados?

-Tres años en Jordania y uno en Beirut, hasta marchar a Brooklyn. Mi familia se movía siempre de un sitio a otro y yo ya estaba acostumbrada. Pero mis abuelos se quedaron en Palestina.

-Imagino que esas imágenes del campo de refugiados no se va nunca de la memoria de una niña.

-No. Mis primeras memorias son de la guerra civil en Beirut y no quiero recordarlo.

-¿Por qué una poeta fue elegida para protagonista de «La sal de este mar»?

-Nueva York es la ciudad más grande del mundo y tenía muchas oportunidades aquí para hacer películas y elegí esta porque me parecía imposible hacerla y había que creer mucho en la historia. Pero ahora no pienso hacer más películas.

-¿Por qué motivo?

-Porque ser actriz es algo a lo que hay dedicarse profundamente. Y yo soy una poeta que estudia la vida.

-¿Qué sintió al pisar por vez primera la tierra de sus padres para rodar?

-Estuvimos dos meses rodando y fue una misión imposible. Todos los días era una guerra permanente, con disparos, mucha violencia. Incluso, rodando en la calle, los israelíes intentaron atropellarme.

-¿No imaginaba que la situación fuera tan tensa?

-Mi madre ya lo sabía, pero la gente allí está acostumbrada a esta violencia diaria.

-Usted no puede vivir en esa Palestina pero su personaje quiere quedarse.

-Yo como palestina americana no estaba preparada para esto. Nadie está preparado. Es muy duro.

-¿Hay un antes y un después en su poesía tras esa experiencia?

-Sí. Los palestinos me decían que piensan que existe una vida sin violencia, aunque no es la imagen que tenemos de ellos. Quieren vivir sin violencia.

Manuel Beceiro, La Voz de Galicia - España